jueves, 29 de marzo de 2012

Lo que no se haga por un hijo...

En el siglo V, colonias irlandesas llegadas del Sur de la isla se establecieron en Gales y se integraron en la aristocracia de allí. 
Uno de aquellos jefes irlandeses, medio histórico medio legendario, fue Anlach (o Amhlach) mac Cormaic (o mac Coronaic), que subió al trono de Brycheiniog, al Sureste de Gales, por matrimonio.
Hijo de este Anlach fue el famoso patriarca Brychan de Brycheiniog. Brychan es probablemente la adaptación galesa de un nombre irlandés, Broccán (brocc, "tejón", es formante bastante habitual de nombres de persona tanto en irlandés como en galo).
Brychan tuvo tres mujeres y una numerosísima descendencia: se le han llegado a atribuir decenas de hijos.
La mayor parte de la información sobre los personajes de los que hablo hoy la proporciona Lifris, autor de la Vida de San Cadoc: un monje del siglo XI, de Llancarfan, monasterio fundado por el santo biografiado. Puede leerse on line, en latín y en inglés, en las Lives of the Cambro-British saints de W. J. Rees.
De los muchos hijos de Brychan, la primogénita fue Gwladus (adaptado al inglés como Gladys). Gwladus es una palabra celta que significa "soberana" (fuera del celta,  se encuentra la misma raíz en el eslavo Vlad).
Gwynllyw ("Señor Brillante"), rey de Gwynllywg (al Sur de Brycheiniog) vio a Gladys, nacida de nobilísimos padres, de aspecto distinguido, bella y vestida de seda y se enamoró de ella. 
Si los padres de Gladys eran de nobilísima prosapia, no menos lo era Gwynllyw, que según Lifris por parte de padre descendía de Octavio, emperador de Roma, y por parte de madre de Santa Ana, prima de la Virgen María. De manera que Gwynllyw y Gladys eran parientes lejanos, porque Marchell, madre de Gladys, también descendía de la misma Santa Ana.
Era hermano (o, según dicen otros, tío) de San Petroc, uno de los santos más importantes de Cornualles.
Gwynllyw envió mensajeros a pedir la mano de Gladys, pero Brychan los despachó con desprecio. Gwynllyw que se enteró montó en cólera y armó una hueste de trescientos siervos para llevarla consigo a la fuerza. La encontró a la puerta de su casa, sentada en un poyo junto a sus hermanas, charlando de cosas inocentes ("pudicis sermonibus vacantem"), y la robó.
Un rapto medieval. Miniatura del siglo XIV.
Al darse cuenta Brychan de lo que había sucedido, salió con sus gentes armadas en pos del raptor. Cuando Gwynllyw vio que le venían pisando los talones, hizo subir a Gladys a su caballo y apresuró su huida, pero le dieron alcance y se vio obligado a presentar batalla.
Sucedió que casualmente, en lo alto de una colina, estaban jugando a los dados el rey Arturo y sus caballeros Ke el Senescal y Bedwyr, llamado también Bediver.
-¿Habéis visto nunca muchacha más bonita? -dijo el rey.
-Preciosa de verdad.
-Ésa no va ser para ninguno de los dos que se la están disputando, sino para mí, o poco puedo.
-¡Hombre, Arturo! ¿No somos nosotros famosos por defender a los perseguidos y en particular a las doncellas? ¿No ves que eso es un contradiós? Lo que hay que hacer es poner paz.
-Es lo justo -dijo el otro caballero-: pero ¿a cuál parte ayudar?
-No es difícil -dijo Arturo-: cuyo es el territorio es la muchacha. ¿Qué tierras son éstas?
-Acaban de pasar la raya de Gwynllywg.
-Pues ya sabéis.
El rey Arturo y los suyos ayudaron a poner en fuga a los de Brychan, dejando para más tarde hacer las paces entre los contendientes.
Gwynllyw y Gladys se casaron y pronto ella esperaba un hijo. Durante su embarazo, cada noche se veía una lámpara brillar en cada esquina de la casa, sin que nadie las hubiera encendido, lo que se interpretó como señal inequívoca de que iba a nacer un gran santo, como sucedió.
Gwynllyw era como cualquier reyezuelo de aquella época y de aquellas partes: se jugaba la vida constantemente en correrías, rapiñas y batallas y por lo tanto procuraba disfrutarla intensamente. No se paraba en reflexiones morales. Era un hombre de acción, un condottiero.
Una noche, sus hombres atacaron a un pobre que moraba en el bosque y aunque vivía con doce criados no tenía más posesión que una vaca, de la que comían todos. Robársela fue coser y cantar. Aquel hombre, Meuthi, era un santo que se había retirado del mundo con sus doce compañeros; y recibió la visita de un ángel.
-Meuthi, Meuthi, ¿te vas a dejar robar la vaca así como así?
-¿Y qué voy a hacerle?
-Pues ir por ella, que te la devuelvan.
-Inflarme a palos será lo que hagan.
-Tú ten fe y ve por la vaca. Haz lo que te digo, que es importante.
Cuando Meuthi llegó a casa de Gwynllyw, no le dieron tiempo ni a abrir la boca. Gwynllyw le explicó que acababa de nacerle un hijo y que un ángel le había venido a prevenir de que llegaría un ermitaño a bautizarlo.
-Sí, sí, pero yo... Una vaca que...
-Luego, luego; ¡déjate de vacas!
Para el bautismo de la criatura brotó del suelo un manantial de agua purísima y el niño saltó de los brazos de Meuthi y en tres brincos se metió en la corriente, ávido de las aguas lustrales. Esto fue admirado como una gran prueba de santidad.
Meuthi puso al niño el nombre de Cathmael, que quiere decir "Señor del Combate", pero siempre le llamaron por el diminutivo Cadoc. 
Entre tanto, Meuthi no estaba dispuesto a irse sin su vaca ni Gwynllyw a devolvérsela. El rey había preparado una más que pesada jugarreta para el ermitaño. Había metido una gran caldera de agua hirviendo en un hoyo cavado en el suelo delante de su trono, hábilmente disimulado con los juncos que alfombraban la estancia, que ni los que estaban al cabo de la calle lo conocían, como no fuera fijándose mucho. 
¡Qué chiste!
-Ahora ven, ven a contarme eso que me querías decir...
Los cortesanos se miraban de reojo, conteniendo a duras penas la risa a la espera de que el ermitaño se llevase el susto de su vida y se escaldase como una centolla.
Pero la sorpresa fue de ellos cuando Meuthi puso una silla encima del agujero y se sentó en ella, milagrosamente sostenido por los juncos, tan firmes como un pavimento de piedra.
Este milagro aparece narrado en la Vita Sancti Tathei: Tatheus es otro nombre de Meuthi.
Baring-Gould, el hagiógrafo de tiempos victorianos, sostiene que lo que haría Meuthi  sería quedarse al borde, al ver el sospechoso vapor que subiría infaliblemente entre los juncos.
En todo caso el rey aprendió la lección y devolvió la vaca sin chistar. 
Cuando fue algo mayor Cadoc, Meuthi se lo llevó a estudiar consigo e hizo de él un gran sabio y un santo. Cadoc anduvo por varias partes, sobre todo por Bretaña, peregrinó, dicen hasta Tierra Santa, llegó a obispo y cuando volvió a su tierra la mala vida de sus padres era le resultaba un verdadero quebradero de cabeza.
San Cado (Cadoc) en Belz, Bretaña.
Constantemente estaba predicándoles, con amor filial, para que reformasen sus costumbres.
-Este hijo nuestro es muy bueno, pero muy pesado; y no se da cuenta de que son los padres los que tienen que echar el sermón a los hijos y no al revés.
-Mira tú -contestó Gladys-: a lo mejor tiene razón. Nosotros le hemos servido de padres en la tierra, y él puede que nos sirva de padre a nosotros en el Cielo.
-Es más agobiante para padre que nosotros hemos sido con él.
Pero al fin Gladys, convencida por su hijo, convenció a su marido.
Es de creer que Gwynllyw estaba ya algo viejo y cansado de su vida aventurera y guerrera. 
El matrimonio había tenido ya muchos hijos, casi todos ellos santos: Cammarch, Hywgi, Glywys Cernyw, Cynfyw, Gwyddlew, Cyflewyr, Cannen y Maches.
Pero lo que acabó de persuadir al rey fue la visión que tuvo de un toro maravilloso, bellísimo, de una blancura inmaculada y con una mancha negra en la frente. Al ver a tan magnífico animal en el campo, pastando junto al río, y sin saber de dónde había salido, se le vino a la cabeza que allí mismo tenía que edificar una iglesia, lo que hizo primero con madera y juncos. 
Interior de la catedral de San Woolo, Newport.http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/40/Newport_Cathedral%2C_Norman_archway.jpg
Según la Vida de san Gwynllyw  de las Acta sanctorum, una voz angélica fue quien ordenó una noche a los esposos, acostados, la edificación de la iglesia donde viesen el toro.
En el lugar donde se edificó, está ahora la catedral de Newport, Saint Woolos: Woolo es adaptación inglesa del nombre Gwynllyw.
El matrimonio no sólo se mantuvo casto desde entonces, sino que se dedicó a la oración y a las prácticas ascéticas. Aquello era un primer paso, pero San Cadoc seguía sin estar satisfecho del todo.
-Esa penitencia no sé si es muy agradable a Dios...
-¿Por qué? Nos levantamos tu padre y yo todas las noches, invierno o verano, haga frío o calor, en mitad de la noche, y en camisón y descalzos nos vamos al río y ahí nos metemos y nos estamos rezando venga de rato, que tú no sabes qué penitencia es ésa, con el agua que está peor que el hielo; y luego sin secarnos y desnudos vamos andando hasta la iglesia, que es milagro si no cogemos una pulmonía, y allí tenemos ropa preparada para vestirnos con toda decencia y estamos rezando ahí hasta que quiere Dios amanecer...
-Sí: si ya; pero...
La predicación de San Cadoc volvió a tener éxito y Gwynllyw y Gladys buscaron sendas fuentes límpidas y heladas donde pudiesen entregarse a sus abluciones ascéticas cada uno por su lado; y junto a cada una de las fuentes edificaron sus casas para hacer vida separada, en la que perseveraron durante largos años y murieron como santos. Sobre la tumba de Gwynllyw se vio una muchedumbre de ángeles que venían a visitarlo.
Después de muerto, una vez que unos piratas saquearon su iglesia, se les apareció como un jinete iracundo que los perseguía navegando sobre las aguas del mar; y cuanto más esfuerzo ponían en remar, más parecía que las olas se resistían a su avance y desviándolos de su rumbo los hacían embestirse unos a otros.
A otro ladrón que robó unos objetos valiosos de su iglesia le pareció en su huida ver un mar que amenazaba venírsele encima y tragárselo; escapando de él como loco, fue a refugiarse sin darse cuenta en el mismo templo que acababa de desvalijar, y allí se quedó hasta que a la mañana siguiente fue apresado.
Nereida. Altar de Dionisio Aenobarbo. Siglo II a. de C.
Estos milagros marinos, la penitencia acuática, el castigo preparado al ermitaño Meuthi, las fuentes surgidas en el nacimiento de su hijo, el toro junto al río (el toro es animal de deidades acuáticas, como Poseidón o Zeus surcando el mar con Europa a sus lomos), relacionan a Gwynllyw con númenes de las aguas.





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