lunes, 25 de noviembre de 2013

Mac Leníne y el legado de la poesía

Ya hace mucho, que casi ni me acuerdo, hablaba de Caedmon, el primer poeta inglés de nombre conocido cuya obra se conserva. Se conserva al menos un pequeño fragmento de ella, que ya es bastante. Caedmon escribiría o compondría en inglés y a lo mejor lo era, pero su nombre no: su nombre, típicamente celta, lo han llevado reyes britanos: Catamanus, "bueno en el combate", que ha resultado en el galés Cadfan. Una muestra de cómo se barajaban en aquellos reinos pueblos y culturas.
La concesión divina del don de la poesía al tímido y torpe en palabras Caedmon, por medio de un ángel, no es un hecho del todo aislado entre los germanos.
Ahora, leyendo el libro de Paul Lecouteux sobre hadas, brujas y hombres lobo en la Edad Media, veo mencionado el thattr  (un thattr es una saga breve) de Thornstein el Poeta del Jarl. En este cuento se narra la larga y mortal enemistad entre Thorstein y el jarl Hákon, que se combaten implacablemente durante años por medios mágicos.
Thorstein muere a manos de un golem enviado por Hákon (y animado, gracias a la ayuda de dos oscuras diosas, mediante el corazón de una víctima asesinada) 
Magia femenina escandinava. Ilustración modernista.
y a su túmulo suele acudir un pastor a pasar la noche con su ganado. Por cierto, que la incubación en el túmulo no deja de recordar a las apariciones de hadas y otros personajes en el mundo legendario irlandés. 
Este pastor, como Caedmon, quisiera ser un gran poeta y celebrar la gloria de Thorstein (lo mismo que Caedmon la de Dios: Caedmon es un escaldo a lo divino), pero carece en absoluto de talento para ello. En sueños se le aparece no un ángel sino el fantasma del propio Thorstein, le tira de la lengua y le transfiere el don de la poesía. Desde entonces aquel pastor fue capaz de urdir las más virtuosísticas estrofas.
Si Caedmon es el primer poeta inglés, uno de los primeros conocidos en lengua irlandesa es Colmán mac Leníni (o Leníne o Lenéne). Digo uno de los primeros porque contemporáneo suyo debió de ser Dallán Forgaill, autor del Amra Coluim Cille (Elogio de San Colum Cille). También Senchan Torpeist, del que sin embargo no conocemos ninguna obra que se le pueda atribuir con seguridad.
Como veremos, la historia de Colmán es hasta cierto punto contraria a la de Caedmon.
A Colmán Mac Leníne, que fue santo, llama vehemente el Santoral de Óengus, que le dedica apenas un verso. Es irritante lo escaso de la información que tenemos sobre este personaje, cuya vida, si existió, no se conserva, pero que aparece en las de San Brendan de Clonfert y San Finbarr (no tengo manera ahora de consultar el artículo que dedicó a este poeta y a Senchan Torpeist Rudolf Thurneysen en 1933).
Sin embargo, es un santo importante por su antigüedad, la extensión de su culto y por haber fundado la diócesis de Cluain (Cloyne en inglés).
Sin duda, sus padres serían paganos, pues él fue criado como tal y no se convirtió hasta su edad madura. Fue lo que se llamaba un athlaich, un converso tardío (literalmente, un ex-guerrero). Hubo cuatro grandes santos que lo fueron: San Énda de Aran, San Colum de Inishcaltra, San Erc de Sláine en Brega y éste.
La generación de Colmán ya vivió el cristianismo con celo: sus siete hermanas fueron santas y vivieron en comunidad monástica. El nombre del pueblo de Killiney, cerca de Dublín, conserva su memoria: Cill Iníon Leníni, la Iglesia o Ermita de las Hijas de Lenín.
No sabemos cómo se llamaría este santo antes de su conversión: Colmán, Palomita, es el que se le impuso en el bautismo y es típicamente cristiano. Y muy frecuente: se cuentan por centenas los santos irlandeses que lo llevaron. A éste también se lo conoce por los diminutivos Mocholmóg y Mochonóg: "Mi pequeño Colum".  Con San Colum Cille no sólo comparte el nombre, sino su patronazgo sobre los poetas y el haberlo sido él mismo.
Un poema atribuido a San Cuimmine de Noendrim, que murió el año 658 (pero el poema no pudo haber sido escrito antes de los siglo XI o XII) lo afirma así:
Carais Colmán caomh Cluana
filidheacht tre chóir séisi;
Gach áon do mholadh gan locht
ní thiged olc dá éisi.

El bello Colmán de Cluain (Cloyne)
amó la poesía compuesta con sabia técnica;
a quien alabó sin culpa
no lo persiguió la desgracia...

Afirman los tratados genealógicos que era de sangre ilustre. Descendía, al parecer, de Lugaid Lagha, rey medio mitológico. Lugaid Lagha fue el asesino de Art mac Conn, aunque luego perteneció a la corte de su hijo Cormac mac Airt, que reinaba en tiempos de de Fionn mac Cumhaill y los famosos Fianna de Irlanda. Se dice que Lugaid fue uno de los cinco mejores guerreros de Irlanda, junto a Cú Chulainn, Lúgh Lámhfhada, Conall Cernach y el propio Fionn mac Cumhaill. Estaba casado con Uirne, tía o hermana (según las versiones) de Fionn mac Cumhaill y madre de sus dos perros de caza, Bran y Sceolaing. 
Uirne había sido transformada en perra por un maleficio y cuando volvió a su forma humana parió, aparte de varios niños, a estos dos sabuesos maravillosos.
Perros osiánicos. Nikolai Abilgaard, El espíritu de Culmin se aparece
a su madre.
Entre los ancestros de Colmán también estaba  Mogh Nuadat. Fue éste el soberano del Sur de Irlanda que intentó oponerse a la ambición de Conn Cétchathach (Conn Ciembatallas). Se trata de tiempos legendarios, donde es imposible discernir el mito de la verdad histórica, si es que hay alguna en estos relatos. 
Por esos dos rivales se llamó al Sur de la isla Leth Moga (la Mitad de Mogh) y al Norte Leth Cuinn (la Mitad de Conn). Esto significa que Colmán estaba emparentado con la dinastía reinante en sus días en Mumu, la provincia suroccidental de Irlanda: los Eoganacht. 
Sin embargo, es extraño que Colmán está muy relacionado con el Norte de Irlanda y dedicó poemas a los reyes de Tara, rival política y espiritual de Cashel, la capital del Sur. 
En la corte de esta ciudad ocupaba Colmán (aún no bajo ese nombre) una posición importante.
Se lee en la vida de San Brendan que este santo navegante quiso hacer una gira de visitas a todos los santos de Irlanda, y especialmente a San Iarlath, el santo de Tuam.
Antes de emprender viaje, fue a despedirse de su maestra Santa Ita, que lo había criado (nutrix la llama el texto) y a pedirle su bendición.
-Haces bien en querer aprender de los santos, hijo. No te entretengas con las vírgenes como nosotras, que lo que sacarías sería que pensasen mal de ti y dieses que hablar a las malas lenguas.
-Te haré caso. 
-Mira lo que te digo: tú vas a tropezarte con un laico que se contará entre los santos de Irlanda andando el tiempo; y si no acuérdate de que te lo he dicho.
Brendan creyó sus palabras, porque Ita era clarividente. Y en efecto, por el camino se encontró con este santo, que era bardo de la corte de Cashel.
-Hombre -le dijo Brendan-, haz penitencia, porque Dios te llama a la salvación, y serás paloma inocente a los ojos de Dios, y no un guerrero.
-Si tú lo dices...
-Sí, y te llamarás Colmanus, que es latín, de columba que quiere decir paloma, y manus que es mano, "mano de paloma". Porque las obras de tus manos serán tan inocentes como la paloma.
"Colmán -afirma la Vida de San Brendan- llegó a ser sobresaliente entre los santos por su vida y doctrina, fundador de la iglesia de Cluain, hoy famosa catedral en Mumu".
Cashel, capital de los reyes de Mumu.
San Brendan fue llamado a la corte de Cashel para actuar como árbitro entre dos aspirantes al trono (ambos llamados Aodh: uno perteneciente a los Dál Cais, que formaban parte de los Déisi [ver Declan y los santos pioneros], y otro a los Eóganacht, descendientes de Mogh Nuadat). En aquel litigio también participó Mac Leníne, y durante el tiempo que duró ocurrió un suceso curioso. 
El relicario que contenía las cenizas de San Ailbe o Albeo (ver Niño lobo irlandés en Roma y la entrada siguiente, que es su segunda parte) había desaparecido. Fue el caso que lo habían robado, pero la barca en que huían los ladrones con su botín, probablemente por castigo de Dios, zozobró y se fue a pique, ahogándose los sacrílegos. Cuando las reliquias fueron halladas en el fondo del lago, el hijo de Lenín fue uno de los que las rescataron. San Brendan afirmó:
-Es una desgracia muy grande que las manos que han tocado y sacado de las aguas tan grandes reliquias estén deshonradas.
-¿Deshonradas por qué?
-Por pertenecer a un pagano.
-Si es así, me haré cristiano y hasta monje.
-Bien: te pondremos de nombre Colmán, como ya te profeticé en su día.
Colmán, como he dicho, era bardo y pensó que la poesía no era una actividad digna de todo un sacerdote cristiano. Una idea extraña, puesto que empezando por el propio San Patricio y continuando con San Colum Cille, es larga la lista de los clérigos poetas en la Edad Media irlandesa. 
Por esto decía yo que la historia de Colmán es como el reflejo invertido de la de Caedmon. A éste la fe le otorgó la inspiración poética: a aquél se la extinguió. 
-¿Qué haré yo ahora con este don poético? -pensaba el recién convertido- ¡Sería una lástima que se desperdiciara...! Nada, voy a traspasarlo
Colmán tenía a su cargo un muchacho de cuya crianza se encargaba. Se llamaba Dallach y fue el elegido para recibir el legado de la poesía. Tenía un nombre bien adecuado: Dall significa "ciego" y la ceguera siempre ha sido fiel compañera de la poesía (como de la profecía), desde tiempos de Homero y Hesíodo. También el otro temprano poeta, cantor de San Colum Cille, se llenaba Dallán ("Cieguecito") Forgaill.
Bardo ciego. Ossian y Malvina, por Johann Peter Krafft
De aquel rapaz había de brotar una de las estirpes de poetas más importantes de Irlanda, si no la más importante: los Ó Dalaigh, que escribieron desde el siglo XII hasta el XVII.
Uno de ellos, Gofraid Fionn Ó Dalaigh, celebra y ensalza al santo "de melodiosa erudición, de suave y brillante mano" a quien le deben su talento. Dallach, dice, nunca se hubiera entregado a la poesía si no le hubiera traspasado su don su tutor Colmán. Y termina rogándole que le reserve al cantor, descendiente de su criado, un lugar en el Paraíso:
"Faghaibh cathair mar dhun nDé
dhúnn ar gcathaimh ar gceidré"

"Consíguenos una ciudadela, como fortaleza de Dios,
a nosotros, cuando hayamos consumido nuestro primer tiempo..."

La poesía, arguye Gofraid Fionn, no será tan mala a los ojos de Dios, cuando Él quiso que uno de sus ilustres cultivadores se convirtiese en gran santo, aunque para eso tuviese que ceder el yugo de la poesía y uncirse a otro aún más alto y honroso...
Lo cierto es que, según se desprende de los pocos versos conservados de Colmán, su actividad creativa no cesó con su conversión. 
Ahora no dispongo del breve corpus completo de la poesía de Colmán mac Leníne (ya volveré a tratar más de él cuando caiga en mis manos), pero su obra más citada, de sus tiempos de cortesano, es propia de un joven guerrero: el agradecimiento por el don de una magnífica espada.
"Lo que los mirlos a los cisnes, lo que una onza a una arroba,
las trazas de una campesina a las regias damas altivas,
los demás reyes a Domnall, el tarareo al canto del coro,
una mecha de juncos a un cirio, eso son las demás espadas a mi espada".
No es la única vez que aparece Colmán asociado con armas. Un tardío poema medieval (del siglo XV o incluso tal vez del XVI) llamado Los milagros de Senan enumera los santos que acudieron en ayuda de San Senan, a quien unos usurpadores habían arrebatado unos terrenos que le estaban consagrados. Entre ellos se contaba mac Léinín an gai géir glóin, "el hijo de Lenín, el de la lanza afilada y luciente".
Y es que aun después de adoptar su nueva fe, Colmán no debió de ser siempre una mansa paloma. Una alusión que se encuentra en la breve narración Conall Corc y los Corcu Laigde afirma en latín que "por culpa de la maldición de Colmán mac Leníne cayeron los muros de Ressad"... Ressad es una ciudad perdida, cuya ubicación se desconoce, pero que se supone estuvo en la región de Luimneach (Limerick).
La festividad de san Colmán mac Leníne se celebra el 24 de noviembre.




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