sábado, 16 de marzo de 2013

Caldero, sangre y lanza (otra vez a vueltas con ellos)

Robert de Boron en el Roman du Saint Graal cuenta que cuando Pilatos quiso lavarse las manos en descargo de cualquier responsabilidad en la muerte de Cristo, un mozo judío le presentó el agua en el Graal de la Última Cena, y que cuando José de Arimatea fue a pedirle como favor el cuerpo del Crucificado, le regaló aquel sagrado recipiente -"escodilla", dice la versón castellana del libro de José de Arimatea-  de propina porque no quería conservar ni recuerdo ni prueba que lo relacionase con la inicua ejecución.
Y como al desclavar a Jesús de la cruz y lavarlo, sus heridas se abrieron y sangraban, en el mismo Graal recogió hasta la última gota de aquella sangre.
En las representaciones del Descendimiento y Entierro de Cristo, José de Arimatea, judío notable, miembro del Sanhedrín y amigo de Pilatos, suele aparecer con vestiduras más suntuosas que Nicodemo, y al cargar el cuerpo de Cristo, él es el que está del lado de la cabeza, mientras que Nicodemo coge las piernas.
Entierro de Cristo. San José de Arimatea a la cabecera y Nicodemo a los pies.
Plougastel-Daoulas, Bretaña.
Después, José fue encarcelado por los judíos bajo la acusación de haber robado el cuerpo de Cristo; en su prisión se perdió el Graal y Cristo se lo devolvió apareciéndosele en su celda. 
Síguese la historia del cáncer o lepra de Vespasiano en la antigua y fecunda tradición del ciclo de Pilatos, con su curación por el paño de la Verónica (Verrine en Boron), que por primera vez aparece en estos apócrifos. 
El emperador adora el paño de la Verónica. Grabado en madera del siglo
XV para La destrucció de Jerusalem. 
El ciclo es tan antiguo que parte de él debe de remontarse al siglo II, aunque la historia de la muerte de Pilatos y la destrucción de Jerusalén sean más tardíos. La narración, ya popular, adquirió aún más difusión al incorporarse a la Leyenda áurea de Jacobo de Voragine.
Tras la destrucción de Jerusalén, José de Arimatea funda con sus judíos cristianos, empezando por su hermana Enyseus y Bron (o Hebron), su cuñado, una colonia próspera al principio, pero que andando el tiempo cae en la miseria por culpa del pecado de lujuria. Para remedio, José prepara una mesa a imitación de la de la Última Cena, con el Graal en el centro. Bron debe coger un pez para servirlo a la mesa. Deberán sentarse a ella los que sientan en sí la gracia que se lo permite; los demás dispersarse por el mundo. Un asiento queda vacío en memoria de Judas, el traidor.
A Bron y Enyseus les nacen doce hijos; Alein es designado para ser cabeza de todos sus hermanos; Petrus, otro discípulo de José, es enviado a predicar a las tierras occidentales:
"En la terre vers occident
Ki est sauvage durement".
A Bron se le encomienda la custodia del Graal, con el título de Rico Pescador.
En el siglo XIV, Juan de Glastonbury dice que fue el apóstol San Felipe, cuando estaba predicando en Galia, quien envió a José a evangelizar Gran Bretaña. La tradición medieval, pero algo tardía, señala a Glastonbury como la primera sede y cabeza de puente de José y los suyos en tierras británicas.
En Francia la creencia más extendida era que José de Arimatea había acompañado en su travesía maravillosa del Mediterráneo a las Santas Marías, Lázaro, Santa Marcela, Santa Sara, San Celedonio (el ciego de nacimiento sanado por Cristo) y toda una serie de personajes evangélicos embarcados en una nave sin timón ni remos por orden del emperador romano. La nave tocó tierra cerca de Marsella. 
Lestoire del Saint Graal del Lancelot en prosa dice, en cambio, que José de Arimatea partió con los suyos llevando el Graal a la ciudad de Sarras, de donde proceden los sarracenos. Allí a su hijo Josefo le encomienda Dios la custodia del Graal entre visiones de ángeles portando objetos místicos; le entrega algunos de ellos y lo unge como obispo.
En Sarras reina Evalac el Desconocido, francés de Meaux  entregado de niño al emperador romano, que tras vencer a sus enemigos con la ayuda de Dios y los cristianos se convierte y bautiza con el nombre de Mordrain. Para eso primero tiene que renunciar a una imagen de madera que tenía, "la más bella que nunca se había visto, en forma de mujer, con la que el rey yacía carnalmente y la vestía lo más ricamente que podía".
Aventuras como ésta ocurrían en aquellos tiempos y tenían su grandeza mágica. Hoy se prestan a burlas como en la película de Berlanga y Azcona Tamaño natural
El alcaide de Colombe hizo pacto con Satanás para que le entregase a cambio de su alma a Flegentina (mujer de Mordrain), a la que amaba en secreto y con desesperación desde hacía años. A la hora de la verdad se entregó a sí mismo engañosamente revestido de la forma de la inocente Flegentina. Una versión más del motivo del Cambiazo de la Novia, que nos ha ido apareciendo repetidas veces en estas entradas (ver El cambiazo de la novia).
Nasciano, cuñado de Mordrain y antepasado en línea directa de Lanzarote del Lago y Galaad, es arrebatado a Occidente, a la Isla Giratoria, y su mujer Flegentina (hermana de la de Mordrain, Sarracinta) sale en su busca. En el océano, a bordo de un barco construido por el rey Salomón con madera del árbol del paraíso, Nasciano se reúne tras mil peripecias con su hijo Celedonio y su cuñado.
Tan unidos estaban Nasciano, Flegentina y Sarracinta que, ya muy ancianos, morirían el mismo día.
José de Arimatea, su hijo Josefo, Bron y toda su familia cruzan el mar a pie enjuto; José valiéndose de una camisa de su hijo, que se va ensanchando a medida que van embarcando en ella pasajeros y les sirve de navío como la hoja de Santa Hía (ver la entrada San Fingar y setecientos setenta mártires).
Así llegan a la Gran Bretaña, donde tiempo después se les reúne Nasciano, luego Mordrain y Flegentina. 
A la vejez José de Arimatea y su mujer tienen otro hijo al que ponen Galaad. 
Mordrain quedará cegado y tullido por haber desobedecido a Dios en su afán de acercarse al Graal más de la cuenta. Se retira del mundo a una abadía en la que permanecerá hasta la llegada de Perceval y del segundo Galaad (triunfador de la Demanda).
Galaad, Bors, Perceval y el Graal. Dante Gabriel Rosetti.
Estos efectos de la fuerza sagrada o "mana" del Graal ya se habían producido en Tierra Santa según el libro de Boron y se repetirán en el lanzazo recibido en una visión (pero con consecuencias reales) por el rey Alphasem. Tienen su precedente bíblico en el poder mortal del Arca de la Alianza.
Alano, uno de los doce hijos de Bron, es nombrado Rico Pescador y Rey del Graal (títulos que heredarán sus sucesores hasta los tiempor de la Tabla Redonda). Del linaje de los Reyes Pescadores nacerá Elena, madre del segundo Galaad, el que culminará la Demanda, hijo de Lanzarote del Lago.
Pedro, otro de los compañeros de José de Arimatea, que repartió entre el pueblo de José de Arimatea la carne inagotable de un pescado milagroso, casará con una hija del rey de Orcania y será cabeza del linaje de Lot, el cual con la hermana de Arturo, Morgausa, tendrá a Don Galván (ver la entrada San Ke, sobrino de Arturo). De manera que éste desciende en línea directa de José de Arimatea.
Lo mismo que Yván hijo de Urien, que desciende en línea directa del rey Galaad, hijo menor y heredero de José de Arimatea.
Y Lanzarote desciende de Celedonio, hijo de Nasciano. La Historia del Santo Graal del Lanzarote en prosa se cierra con un hecho prodigioso acaecido al rey Lanzarote, abuelo del famoso Lanzarote. Lanzarote (el rey) amaba casta y limpiamente a la mujer de su primo. Éste, importándole poco la limpieza y castidad de tales amores, presa de los celos lo descabezó cuando se agachaba a beber a una fuente. La cabeza cayó al agua, que de fresca se volvió hirviente y escaldó las manos del asesino, que se había aventurado a sacar la cabeza del manantial.
Traigo este milagro a cuento de varias cosas: el valor sagrado de la cabeza cortada en primer lugar; pero sobre todo la ordalía de la fuente, semejante al episodio de la vida de San Gangulfo en que la mujer de éste, adúltera, mete las manos en una fuente de la que, por ser culpable, las saca despellejadas. Este prodigio remite, ya lo hemos visto, a la mitología irlandesa de Nechtan y Bóand, y a la leyenda etiológica del nacimiento del río Boyne (ver la entrada Antigüedad de Dahut).
Aquellos comienzos legendarios de la cristiandad británica no se producen sin guerras ni lances caballerescos. Los ermitaños, semejantes a monjes guerreros de una orden militar, emprenden una verdadera cruzada: de hecho, los nativos de Gran Bretaña son sarracenos. En la épica francesa, como se sabe, los paganos y los sarracenos no se distinguen.
Alfred Nutt, en un libro ya antiguo pero aún valioso (Studies on the legend of the Holy Grail, with special reference to the hypothesis of its Celtic origin), señaló que en toda esta leyenda del Graal se han fundido dos ciclos narrativos diferentes: el de la antigua historia del Graal y su custodia por José de Arimatea y el de la Demanda emprendida por Perceval. La fusión, que aún no se da en el Perceval de Chrétien de Troyes, ya está en la obra de Boron, así que debió de producirse a finales del siglo XIII en el Norte de Francia (que es donde Boron vivió y escribió). La imbricación de ambos ciclos se ve facilitada porque en uno y otro se encuentran símbolos parecidos que están amplísimamente difundidos por distintas culturas. Y no se hace de una sola vez: Nutt observa que en las versiones más antiguas la evangelización de Britania y la custodia del Graal se encomiendan a Bron; la presencia de José de Arimatea en tierras britanas es una innovación.
Probablemente la aceptación entusiasta de esta innovación entre los ingleses responde (al menos en parte) a designios ideológicos y políticos. Los reinos hispánicos contaban con Santiago; Pedro y Pablo santificaban a Italia, Francia tenía su convoy de desterrados evangélicos con San Lázaro y sus hermanas a la cabeza... Inglaterra y su iglesia necesitaban una piedra angular de prestigio evangélico en que fundar su legitimidad sacra.
Aunque el nombre de Bron adoptase a veces el maquillaje bíblico de "Hebrón", Nutt señala su parecido con Bran, que es como se llama una figura importante (o varias) de la mitología celta. El Bran irlandés es un navegante, como Bron, que viaja por distintas tierras fantásticas, se encuentra con Manannán mac Lir, el dios marino y vive un largo tiempo en la Tierra de las Mujeres (que no deja de recordar a la aventura del Castillo de las Mujeres donde para Galván en la Demanda). El Bran galés, Bendigeit Vran, Bran el Bendito, es según un antiguo texto hijo de Llyr (que es el Ler irlandés, padre de Manannán) y evangelizador de Britania (lo mismo que el Bron de Boron). También, por cierto, hermano de Branwen, heroína tocaya de la criada algo torpe de Isolda que confunde los filtros de su ama, la Brangäne de la ópera de Wagner.
Bendigeit Vran  es un gigante que, como Orión, cruza los mares a pie. Al final, muere herido por una lanza envenenada; es decapitado según su propio consejo y su cabeza permanece mucho tiempo viva dando apoyo a su pueblo y asesorándolo. 
También era dueño de un caldero de regeneración al que eran arrojados los guerreros malheridos o muertos y que, hervidos en su vientre, los devolvía sanos y salvos.
Es obvia la presencia de los dos elementos fundamentales de la demanda: la lanza y el recipiente vivífico (ver El santo de los calderos). La lanza que dejó medio muerto o muerto en vida al rey del Castillo del Graal y el Graal de cuya visión se mantiene y sustenta.
El caldero inagotable es imagen del vientre generador, de la tierra fructífera, de la ubre que amamanta. No en vano en la mitología griega Perséfone porta el cuerno de la abundancia y tiene por planta emblemática a la sangrienta granada, cuyo seno encierra un apretado enjambre de innumerables criaturas.
La fuerza de la tierra aúna dos temas diferentes: el de la abundancia y el de la regeneración.
Una tríada irlandesa del siglo IX dice: "Trí aithgine in domuin: brú mná, uth bó, ness gobann" (Tres renacimientos del mundo: vientre de mujer, ubre de vaca, molde de herrero). Lo del vientre y el molde (donde el metal fundido adquiere nueva forma, vida nueva) se entiende más, pero ¿la ubre? La ubre alimenta, pero regenerar...
Stercx, a cuyos estudios me he referido varias veces, explica esta dificultad: en la leche reside (según los antiguos celtas) la energía vital que la mujer transmite mediante la lactancia, de manera que como la tierra, a la vez nutre y regenera. 
Fuerza regeneradora de la primavera y del pecho femenino.
Benno Elkan, Proserpina.
Y como la sangre de que supuestamente se sustenta el feto en el vientre materno. Al fin y al cabo, en la leche la fisiología intuitiva de muchos pueblos no ve otra cosa sino sangre purificada por una más larga y mejor cocción (como en el esperma, por cierto: pero, como advierte Sterkx, los celtas intuían una estrecha relación entre la base de la cabeza y los testículos, probablemente unidos una y otros por el conducto de la médula espinal, en la generación y transmisión de la energía vital).
Y así resulta que el Castillo del Graal o del Rey Pescador, o el de las Mujeres visitado por Galván, son todos moradas del Más allá, del mundo de los muertos. A veces, señala Nutt, habitado por doncellas-cisne (que, como diría Gimbutas, son figura de la diosa-pájaro, símbolo de la eterna renovación del cosmos, del ciclo de muerte y resurrección ya que los cisnes se van cada año para regresar infaliblemente al año siguiente...)
Los muertos son los mudos, por eso su encantamiento se rompe hablando, que es precisamente lo que no hace Perceval y por eso pierde su oportunidad. 
Este motivo del silencio inoportuno, causa de que un encantamiento no se deshaga, no es desconocido en el folclore bretón. 
Un motivo extraño es el del pescado, que se repite una y otra vez en este ciclo simbólico de la Demanda. Uno intuye que el episodio evangélico de la multiplicación de los panes y los peces, aun a pesar de sus interpretaciones eucarísticas, el símil del evangelizador como pescador de almas o el pez como símbolo de Cristo no bastan para explicar todo lo que representa esta constelación de imágenes en la leyenda del Graal, especialmente con la figura del Rey Pescador.
Nutt pone en relación a este personaje clave con el druida de la leyenda de la infancia de Fionn mac Cumhail, que se pasó la vida en la inútil "demanda" del Salmón de la Sabiduría (cuando al fin lo pescó, fue para Fionn). De hecho, no faltan faltan paralelos -que Nutt señala- entre las vidas de Perceval y Fionn mac Cumhail, especialmente en sus mocedades.
Por otra parte, la doncella con su graal ante la mesa del rey es estampa evocadora de otra figura bíblica: Salomé con su bandeja preparada para recibir la cabeza cortada del Bautista. 
Con su intuición poética, Valle Inclán las pone en relación en un poema titulado La rosa pánida. La "rosa pánida" es la voz de la energía erótica del cosmos, en que se unen el aspecto más espiritual y elevado y el más instintivo y carnal:
"¡Flor de Herodías
y del Grial!"
Degollación de San Juan, Maestro de Cubells. Salomé con la bandeja
preparada.Según la tradición, el verdugo fue un irlandés, Mog Roith.
Karl Simrock, el erudito poeta alemán del siglo XIX, muy reacio por cierto a reconocer elementos célticos en la leyenda del Graal, señalaba la relación entre ambas narraciones. 
Nutt, en cambio, recogiendo este parecido, llamaba la atención sobre la cabeza cortada de Bran. 
La función nutricia y regenerativa de la sangre vertida por San Juan (como precursor de la Pasión) se ve reforzada por el hecho de que Herodías era el nombre que recibía a veces entre los germanos la conductora de la montería nocturna, la misma Venus de Tannhäuser, otras veces conocida como Abundia, lo que vuelve a remitir a Perséfone y su cuerno de Abundancia. Al fin y al cabo Perséfone es mujer de Plutón, el más rico de los dioses.
Perséfone es otra vez el caracter cíclicamente renacido de la naturaleza, el triunfo anual de la primavera...
Por supuesto, nada más fácil para Boron que reinterpretar todos estos símbolos dentro del plan divino de redención de la humanidad.
José de Arimatea es recordado sobre todo como una figura fúnebre, presente en el descendimiento y entierro de Cristo. Como guardián del Graal o de la sangre derramada en la Cruz se convierte en fuente de vida y renovación cósmica.
Su festividad se celebra el 17 de marzo.

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